Quantcast
Channel: Tempus Fugit
Viewing all articles
Browse latest Browse all 108

ESCENAS URBANAS: X127 Y230 E8, O CÓMO IMPRIMIR ARTE AL DISEÑO

$
0
0

Diría que desde hace un par de años me intereso especialmente por las cuestiones relativas al diseño. Siempre me ha atraído por lo que tiene de disciplinar (web, gráfico, industrial) respecto a esa amalgama llamada "arte contemporáneo"; y por lo que tiene de disciplinado, alejándose así de mi persona torpe, desordenada y en exceso serendípica. El diseño, gratamente, parece ser el antiyo.

Si te dedicas a investigar temas de arte digital no tardas mucho en interesarte por el diseño web. Si investigas arte, es normal retrotraerte a las bases del diseño gráfico (tipografías, formas, colores). Por todo eso, me quedaba  pendiente empezar a investigar dos secciones  de lo que en Barcelona se aglutina como FAD (Fomento de las Artes y del Diseño): ARQUIN-FAD, que reúne a los arquitectos, y ADI-FAD, que reúne el diseño industrial. De las secciones de moda y artesanía ya hablaremos en otra vida.

De un tiempo a esta parte sigo en las redes sociales a Vinçon, la tienda barcelonesa que encarna históricamente la modernidad del diseño, pues se fundó en una época (1941) en que la "ciudad marca" era o parecía bastante más casposa y cutrosa que ahora. La Sala Vinçon acoge desde 1973 exposiciones sobre diseño, y en esta ocasión ha recogido algo muy curioso: la instalación X127 Y230 E8 sobre impresoras 3D, con capacidad de clonarse a sí mismas.

Según la nota de sala, desde el 24 de febrero una impresora llamada RepRap BCN3D+ se puso a imprimir las piezas necesarias para fabricar otras impresoras, las piezas clave para construir los módulos expositivos y otros elementos de la zona de montaje. Este proceso se llevó a cabo de manera pública y visible, hasta su presentación oficial con un cóctel el 8 de marzo.

Según su página web, RepRapBCN es un proyecto de la Fundació CIM (UPC) para fomentar las impresoras 3D de código abierto en España y Europa, y aglutinar a sus comunidades y estudiantes. Con lo que ganan impartiendo talleres, visitas y vendiendo materiales se paga a los becarios del proyecto. En la Sala Vinçon estaban presentes algunos de estos chicos explicando el funcionamiento de las impresoras, junto con tarjetas de visita y folletos anunciando la posibilidad de montar tu propio equipo. El kit básico costaba 740 €, la máquina montada 1.100 €, e imparten talleres de fin de semana a unos mil euros cada uno.

Se trata, por tanto, de una propuesta muy especializada, que al inaugurarse el 8 de marzo acogió a quienes presumo que eran sus públicos objetivos, esperables: estudiantes y profesionales del diseño industrial interesados en saber más sobre la autonomía productiva que pueden generar estas máquinas.

Pero una exposición no deja de ser un acto público, de estética cuidada y pensada y disposiciones espaciales nada arbitrarias. Observando a los visitantes, me resultó interesante no solo ver cómo escuchaban las explicaciones de los representantes de RepRap Bcn, o u observaban las impresoras en movimiento (¿haciendo exactamente qué, a los ojos de una neófita en este campo?), sino también los paneles pulcramente dispuestos con los componentes básicos de este tipo de máquinas, esto es:

 

Presentación expositiva de componentes a la manera del libro Things come apart, que mencioné en

Visitantes de la Sala Vinçon examinando los paneles con componentes. Asumo que la formación en diseño industrial y/o ingeniería te capacita para entender qué es cada uno de ellos. Pero lo que se expone es el placer estético de verlos distinguidos y ordenados, de descomponer el proceso creativo que culmina con la creación de impresoras 3D.

Las exposiciones vinculadas al diseño industrial son sumamente antiguas, teniendo en mente tanto las exposiciones universales como los museos de ciencia y tecnología. Sin embargo, muestras como la de la Sala Vinçon y como las de la inauguración parcial del Dhub o Museu del Disseny se acercan más a una perspectiva "expositiva" que aúna belleza y "misterio" (esto es, poca o escasa información). Esta perspectiva "expositiva" se distancia de la didáctica más  "escolar" (que lo es para lo bueno y para lo malo) habitual en muestras de mayor tamaño y duración.

Al enfoque próximo a la exposición de arte contemporáneo se suma la inquietud igualmente contemporánea por una "libertad" que a la vez es una especie de "derrota". Se habla mucho últimamente de la plataforma Smart Citizen y de cómo la tecnología, si bien no sabemos si nos hará libres, al menos nos hará más independientes. Se pueden generar cada vez más productos en pequeñas comunidades (si bien todavía de expertos) denominados makers. Se dan las condiciones de posibilidad para crear por tu cuenta ("libertad") lo que tradicionalmente pertenecería a la producción industrial, al tiempo que parece darse un deslizamiento inevitable hacia la desatención de las necesidades ciudadanas (laborales, sanitarias, educativas) por parte de los gobiernos. "Háztelo tu mismo... o nadie lo hará por ti" ("derrota").

Esta visión tan maniquea por mi parte contrasta con el hecho de que las formas de arte son tan antiguas como el bricolaje. La gente se arma sus propios cacharros, o sus propias creaciones, desde que el impulso y la necesidad surgen, sean cuales sean los elementos prácticos de los que dispone a su alrededor. En cualquier caso, la pátina expositiva hace destacar que las impresoras 3D ya no son cosa de frikis de laboratorio, que la normalidad productiva tiene un precio cada vez más razonable, y que, al mismo tiempo, quienes primero aprendan sobre estos procesos de producción/creación estarán más adaptados, profesional y estéticamente, a los tiempos que corren.


(Todas las imágenes las he tomado en la inauguración de X127 Y230 E8).



Viewing all articles
Browse latest Browse all 108

Trending Articles