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DIETA DE MEDIOS: ALGUNAS IDEAS PERSONALES

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Hace ya tiempo que tenía pendiente escribir alguna entrada sobre la noción de "dieta de medios" y la idea aparejada de "matriz de medios".

Además de la traducción literaria y el doctorado, llevo unos años colaborando como consultora (profesora en línea) para la Universitat Oberta de Catalunya, y una tarea de la que me he encargado es elaborar ejercicios de Comunicación.

Hace unos años empleamos el libro Los medios de comunicación en la sociedad red: filtros, escaparates y noticias de Gustavo Cardoso. Una de las ideas más interesantes que recoge el libro es el análisis del consumo cultural en relación a dos términos de Joshua Meyrovitz:

- Dieta de medios, o conjunto de medios que consume una persona. No se trata, pues, de dieta entendida como "régimen" o "comer menos", sino en describir qué se "come".

- Y matriz de medios, o jerarquía entre los medios consumidos (cuál se consume más o menos).

Aunque dejamos de usar el libro de Cardoso, mantuve estos términos en los nuevos materiales y en los ejercicios. Se me ocurrió un enunciado que me pareció podría resultar interesante, y es preguntar a cada estudiante por su dieta y jerarquía de medios. Asimilar la teoría a través de lo que uno ya intuye, ordenar la experiencia de consumo diaria y preguntarse sobre ella.

Pero me he dado cuenta de que lo que no había hecho es pormenorizar mi propia dieta de medios, y reflexionar sobre ella.

Por eso, ahora comento:

- Mi experiencia es digital la mayor parte del tiempo. Me levanto y me acuesto cerca del ordenador y del smartphone.

- Por este motivo, cada vez resulta más fácil pensar la dieta de medios en relación a los dispositivos donde se consumen los medios que a los medios en sí.

- Porque trabajo creando, editando, revisando y leyendo textos la mayor parte del tiempo, mi dispositivo principal es el ordenador de sobremesa. El portátil y el smarthpone están más conectados con el ocio o con búsquedas de información basadas en la curiosidad y el fomento de la serendipia, más que en necesidades de información concretas (como serían búsquedas de terminología de traducción, o búsquedas de información para la tesis o la docencia).

- Porque utilizo el ordenador como dispositivo principal, y porque no me atrae la programación de la televisión digital por paquetes tal y como suele ofrecerse, ahora mi televisor es solo una pantalla donde, puntualmente y gracias al DVD o el disco externo multimedia, veo alguna película o serie. Me cansan los anuncios enteros que Youtube te obliga a ver, pero me resulta directamente insoportable ver un programa televisivo entero en casa de otra persona, con los tropecientos anuncios y los gritos de los tertulianos o la enésima reemisión de un film (es increíble lo breve que es el catálogo de films de muchos canales; ponen siempre Mentiras arriesgadas, por ejemplo, pero muchas otras películas jamás se encuentran).

- Lo que has vivido en tu familia determina tu dieta de medios. En mi casa no se escuchaba la radio (sí en la de mis abuelos). La ponían como la pone mucha gente, a primera hora de la mañana o por la noche. Me resultaba muy estridente. Miento: sí se escuchaba música en la radio en mi casa cuando el acceso a cierto tipo de música (tanto clásico como rock) era escaso. Ante la proliferación de CDs primero y opciones en línea ahora, me he acostumbrado a tener música de fondo, sobre todo Spotify. La televisión me resulta intrusiva; escuchar música no.

- Tanto por mis vínculos doctorales como docentes estoy al tanto de los últimos informes relativos al consumo de medios en Cataluña y España, y muy especialmente respecto al consumo de medios en formato móvil. Existen elaboradas explicaciones sobre por qué la gente deja de usar ordenadores y se pasa al smartphone, pero yo no olvido las limitaciones de este último: las pulgadas de la pantallay la disposición del teclado que viene por defecto me resultan sumamente incómodos para escribir largas retahílas y para hacer búsquedas de información, por citar dos necesidades clave.

- Utilizo Whatasapp para comunicarme puntualmente con mis círculos sociales, en ocasiones compartiendo fotos. Me consta, no tanto por los informes estudiados como por conversaciones con diversas personas, que cada vez cobra más fuerza la idea de que el correo electrónico es una herramienta de trabajo, y que luego tienes Whataspp para comunicarte con amigos, familiares. Es decir, que el correo electrónico es una obligación, y Whataspp es un indicativo de sociabilidad fuera de esa obligación. No solo entre chavales, sino entre consumidores de medios de mediana edad.

- Hay muchas críticas a Facebook y muchos elogios de Twitter. En términos digamos de usabilidad, no lo acabo de entender. Yo prefiero la primera porque controlas el grupo de personas con el que interactúas, por la inmediatez visual y la capacidad de publicar textos más largos. Entiendo la función de teletipo digital que suple Twitter, pero para quien escribe habitualmente, si no escribe aforísticamente, ¿no es muy breve e incómodo?

- Pinterest es mi red social para relajarme. Me encanta compartir tableros con personas que no conozco de nada, compartir intereses con desconocidos. No me molesta que influya en mis decisiones de compra si me ayuda a comprar cosas bonitas, o me da buenas ideas.

- En relación al punto anterior y los desconocidos, aunque la televisión digital se pone las pilas para ofrecer series de interés en cuanto se emiten en su país de origen, si ves series de formas, cuando menos, alegales, se genera una peculiar sincronía con un montón de desconocidos de otros países que ven el mismo producto a la vez que tú. Resulta muy curioso leer sus comentarios en redes sociales o blogs especializados y saberlos por ejemplo en un rancho a cinco mil kilómetros, opinando sobre personajes que tú conoces igual de bien.

- Manejo diversas cuentas de correo electrónico, y estoy suscrita a gran cantidad de listas y recursos variopintos para alimentar mi personalidad serendípica. A lo largo del día voy consultando esos recursos, muy especialmente observando galerías en línea y leyendo artículos de Internet, cuyas ideas redistribuyo entre mis diversos trabajos y aficiones. Si eres así no creo que te gusten ciertos paquetes de contenidos, pero ser así también supone un problema, por ejemplo para recuperar actualizaciones de estado de Facebook, o porque el seguimiento de tumblrs no se puede conectar directamente con otras redes sociales. Cuesta tenerlo todo enlazado y poder recuperar la información hallada en cualquier momento.

- El exceso de información es un hecho, ahora y hace quinientos años. La novedad es la estructuración y las formas de acceso a esa información. Y los términos para definirla. Se dan la "agenda setting" y la "espiral de silencio" como ocurría en tiempos analógicos, solo que ahora también se habla por ejemplo de "el filtro de la burbuja". Como muestra: mi consumo de prensa está altamente filtrado por mis amigos y contactos en redes sociales.

- Mi fetichismo analógico pasa por leer los libros en papel, de segunda mano particularmente, sobre temas que no tengan mucho o nada que ver con el resto de mi consumo de medios. Escojo sobre todo clásicos, algo de aventuras, misterio, filosofía. No tengo muchos libros porque durante años conté con muy poco presupuesto y fácil acceso a bibliotecas. No tengo previsto hacer "colecciones", pero no he podido evitar comprar algunos indispensables, sin pararme a pensar si acabaré sustituyéndolos por sus versiones electrónicas.

- Mi obsesión digital pasa por hacer fotografías con el smartphone. No había hecho una fotografía a conciencia en treinta años de vida, hasta que me encontré con la ductilidad de esa cámara digital al mismo tiempo tan limitada. Incluso acabo de adquirir un nuevo aparato basándome particularmente en la calidad de la cámara.

- Creo que toda forma de desconexión analógica y digital debe plantearse, pero intento no sentirme "culpable" por mi dieta de medios. De manera específica, me alineo con las críticas de Nathan Jurgeson respecto al "dualismo digital", que puedo resumir traduciendo las palabras del propio investigador:
Cuando empecé a estudiar el doctorado y me encontré con las investigaciones relativas a medios sociales y mi práctica de blogging para ordenar ideas, me di cuenta de que la mayoría de desacuerdos conceptuales que mostraba respecto a varias discusiones se basaban en algo más fundamental: la tendencia a hablar de "lo digital" o "Internet" como una realidad nueva, "virtual", separada del mundo "físico", "material", "real". Necesitaba un término para cuestionar estas suposiciones dualistas que (defiendo) no se alinean con las realidades empíricas y la experiencia vivida [acuñando así el término "dualismo digital"].
Creo, en esencia, las personas son generación tras generación bastante parecidas, lo que cambian son algunos elementos y el orden de algunos elementos, y lo que importa, en las dietas de medios, es procurar aprovechar su utilidad con sensatez, si es que eso es factible.

(Fuente imagen)



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