Tenía que pasar. Llegó el Fin de la Historia. El Fin del Arte. La posmodernidad se coló por todos los resquicios, acusando a todo el mundo de "burgués" o "positivista" (pero sin ofrecer alternativas sólidas a ese otro término, el "capitalismo" persistente que también parece devorarlo todo). Yo misma soy culpable de la post-manía, habiendo utilizado el adjetivo "postmediático" en la tesis para definir el contexto de los medios de comunicación donde la extensión de las tecnologías digitales dificulta la diferenciación de medios como lenguajes comunicativos. Sencillamente no he encontrado un término mejor en los marcos teóricos en los que me manejo.
Pero no me había preparado psicológicamente para la moda del término post-arte de Internet (post-Internet art), que articula este mes las elaboradas opiniones de ocho expertos (artistas, comisarios) entrevistados por Frieze Magazine (acceso gratuito previa alta en la página). No me ha quedado muy claro el sentido del término. Parece ser que tiene que ver con la circunstancia de que Internet ya no es cosa de frikis y nerds sino de todo el mundo.
Algunos comentaristas de Frieze son tremendamente duros con el arte al que se le ve demasiado el plumero tecnológico; se acusa a algunos artistas de ser, no post, pero sí pro-sistema. Otros prefieren hablar de teoría que poco controlo o de artistas que poco conozco. No puedo por tanto oponerme o sumarme a sus valoraciones. Pero sí me gustaría plantear, de manera muy informal, qué sería para mí ese post arte de Internet. Veamos...
1) La herencia del net art, o net.art, o arte de Internet (Internet art): ni está ni se la espera.
2) La vinculación con las vanguardias históricas no es (todavía) un marco de legitimación, a pesar de que, dado el ocurantismo que presento en 1), parece el vínculo más probable para explicar (algunos ragos, no todos) de la creación digital acontecida principalmente entre principios de la década de 1990 y principios de la década pasada.
3) Aunque a los artistas que manejan tecnologías digitales con resultados más bien abstractos parece acusárseles de alinearse ideológicamente con el solucionismo de Silicon Valley. Esta posible denuncia no es nueva en la historia del arte contemporáneo, pero me encantaría poder desmontarla lógicamente (si es que se puede).
4) Hay una confusión conceptual en el Mundo del Arte entre la "novedad" del video (¡qué tiene más de cuarenta años!) y la "novedad" de las tecnologías digitales ahora de uso generalizado. Esto no es necesariamente malo, pues artistas que no han logrado calar en el debilitado ambiente del Arte Digital pueden contar con más oportunidades en la proliferación de ferias de videoarte.
5) Siguiendo el punto 4), puedes ver 3D en muchos cubos blancos, pero también vuelven a abundar quienes explotan la tecnología digital sobre materiales tangibles. Como muestra, este Piece of paper de Daniel Schwartz para Fabrica Benetton:
6) Si el net art, net.art, arte de Internet o como quieras llamarlo está totalmente de capa caída, y siguiendo la ley del péndulo, ¿vuelve a haber un boom en pintura? ¿Con realidad aumentada quizás, lo cual puede llevar a un hiperrealismo pasado de vueltas? Ay qué miedo.
7) Personalmente no comulgo con ese arte chocante de muñecos espeluznantes y humanoides que de espaldas parecen personas y luego resultan ser muñecos espeluznantes de tamaño humano. Pero a juzgar por la manipulación incesante de imágenes de personas hermosas adelgazadas y mangoneadas hasta convertirse en muñecas hinchables anoréxicas, ha sido absorbido totalmente por el mainstream digital.
8) Hay mucha crítica del arte que abusa de la tecnología, pero no tener iPad y iPhone es (en el contexto artístico) imperdonable, pues son las herramientas que confieren el estatus adecuado y suficiente. No parece haber mucho sitio para Android, y ya no digamos con Windows Phone.
9) Las instituciones artísticas están en redes sociales e intenta posicionarse como lovemarks. Las comunidades artísticas acogen con recelo estas prácticas de aproximación al público.
10) Debe de estar preparándose el primer filme rodado integramente con Google Glass, pero independientemente de la calidad todo el mundo dirá que es un fiasco* y lo pateará hasta que todo el mundo tenga Google Glasses y nadie se acuerde de cuánto las criticaban cuando aparecieron.
* O todo el mundo dirá que es increíble, pero pronto olvidarán la novedad de la herramienta porque la incorporarán a su vida cotidiana en cuanto sea asequible. Y pocos temerán como niños el paralelismo posible con Días extraños.
Véase también:
What's postinternet got to do with net art?