"Te están observando... El gobierno tiene un sistema secreto. Una máquina que te espía cada hora, cada día..."
Estas son las palabras con las que empiezan los títulos de crédito de la serie de televisión Person of interest(Vigilados, CBS-Calle 13 Universal-La Sexta). La serie combina teorías de la conspiración con visualizaciones que, se supone, pertenecen a los ojos de un ordenador-demiurgo denominado The machine (La máquina).
La serie se nutre de una tradición conspiranoica que ha cobrado especial fuerza desde que, desoyendo las advertencias de George Orwell, las cámaras de seguridad se han instalado por todas partes. El cinismo que supone que el propio Orwell dé nombre a una céntrica plaza barcelonesa al lado mismo de un cartel que indica la presencia de cámaras de vigilancia denota hasta qué punto se ha asumido tal vigilancia.
En mi última entrada para The Trendnet he decidido comentar algunos proyectos de arte que aprovechan las tecnologías de vigilancia para cuestionarla. Esto tampoco es nuevo. Recuerdo que hace años que, ya en el "mundo del arte digital" -respecto al llamémosle "mundo del arte contemporáneo"- se proponía oponer el término surveillance a sousveillance. Lo segundo es lo que harían los artistas-activistas, esto es, vigilar y contrarrestar a los vigilantes.
En la época de las tecnologías ubicuas y el exhibicionismo que disfrutamos y sufrimos en las redes sociales, parece más difícil trazar las fronteras entre el estado policial aplicado a la vida cotidiana y ese voyeurismo buscado que Paul Auster describió en Leviathan a propósito de Sophie Calle, infinitamente morboso.
Pero en cualquier caso, algunos artistas no desisten en sus esfuerzos de revelar los mecanismos de control de la sociedad, y eso siempre ha de ser muy bienvenido.
(Fuente imagen)
Estas son las palabras con las que empiezan los títulos de crédito de la serie de televisión Person of interest(Vigilados, CBS-Calle 13 Universal-La Sexta). La serie combina teorías de la conspiración con visualizaciones que, se supone, pertenecen a los ojos de un ordenador-demiurgo denominado The machine (La máquina).
La serie se nutre de una tradición conspiranoica que ha cobrado especial fuerza desde que, desoyendo las advertencias de George Orwell, las cámaras de seguridad se han instalado por todas partes. El cinismo que supone que el propio Orwell dé nombre a una céntrica plaza barcelonesa al lado mismo de un cartel que indica la presencia de cámaras de vigilancia denota hasta qué punto se ha asumido tal vigilancia.
En mi última entrada para The Trendnet he decidido comentar algunos proyectos de arte que aprovechan las tecnologías de vigilancia para cuestionarla. Esto tampoco es nuevo. Recuerdo que hace años que, ya en el "mundo del arte digital" -respecto al llamémosle "mundo del arte contemporáneo"- se proponía oponer el término surveillance a sousveillance. Lo segundo es lo que harían los artistas-activistas, esto es, vigilar y contrarrestar a los vigilantes.
En la época de las tecnologías ubicuas y el exhibicionismo que disfrutamos y sufrimos en las redes sociales, parece más difícil trazar las fronteras entre el estado policial aplicado a la vida cotidiana y ese voyeurismo buscado que Paul Auster describió en Leviathan a propósito de Sophie Calle, infinitamente morboso.
Pero en cualquier caso, algunos artistas no desisten en sus esfuerzos de revelar los mecanismos de control de la sociedad, y eso siempre ha de ser muy bienvenido.
(Fuente imagen)