Siguiendo el esfuerzo continuado de administrar los diversos textos y presentaciones que voy generando y ordenar mi "perfil en línea", he estado pensando y he llegado a la conclusión de que es el momento de "liberar" mi libro Tempus fugit. El relato interactivo en Internet.
He publicado la gran mayoría de mis textos y presentaciones en Slideshare. Me gusta compartirlos y lo considero una responsabilidad social y pedagógica. Yo soy la primera que me beneficio de la inmensa cantidad de textos y presentaciones que otros suben a la red.
Presenté Tempus fugit. El relato interactivo como Trabajo Final de Carrera de la licenciatura de Comunicación Audiovisual en la Universidad Pompeu Fabra. A finales del tercer curso me interesé por escribir un ensayo sobre Alain Resnais (me había fascinado Hiroshima mon amour). Pero, al descubrir que precisamente profesores de mi universidad habían escrito una monografía sobre el cineasta, me pareció que no tenía ningún sentido divagar torpemente sobre lo que otros habían elaborado mucho mejor.
Durante el tercer curso Xavier Berenguer nos dio clase de Audiovisual digital, y me atrajo mucho. Siempre me gustó la ciencia-ficción audiovisual, y aunque, como reza el subtítulo de este blog, la tecnología no era precisamente mi mejor amiga, el profesor Lluís Codina (actual codirector de mi tesis doctoral) me ayudó enormemente a entender la lógica de los ordenadores en su asignatura de Sistemas de documentación digital.
Teniendo en cuenta estos tres precedentes (la negativa a realizar un análisis cinematográfico del tiempo que no estuviera manido, las nociones de estética y documentación digital adquirida en otras asignaturas de los estudios), a principios del cuarto curso me marché de Erasmus a la Université Michel de Bordeaux III.
El presupuesto era ajustadísimo, por lo que la vivienda escogida era el económico y extremadamente prosaico cuartucho de diez metros cuadrados de la residencia Village III en Pessac, a las afueras de la ciudad. Como muchos saben, el Erasmus no suele ser la mejor oportunidad para aprender académicamente, y mientras intentaba aprovechar el tiempo, esto es, pasarlo bien sin perder la posibilidad de convalidar todo lo que pudiera, cayó en mis manos Écran total de Jean Baudrillard, uno de esos relatos apocalípticos no exentos de sarcasmo y humor negro con los que parecía deleitarse el filósofo.
Para cuando empezó el segundo trimestre del curso, esta y otras lecturas francesas empezaron a conectarse en mi mente con los referentes anteriores: tenía que hacer algo con la noción de "tiempo". Pero no podía hacerlo de cine. Tenía que escribir otra cosa. ¿Con ordenadores? Las películas contaban historias. ¿Y si los ordenadores también contaban historias? ¿Qué clase de tiempo se derivaría?
Combiné la estancia Erasmus con un viaje prolongado a París, donde contando con el patrocinio del Forum des Images y la amabilísima colaboración de la asociación ART 3000 (organizadora del último congreso ISEA de entonces) pude consultar múltiples CD-ROMs narrativos. Sí, entonces había banda ancha en las instituciones y en algunos hogares, pero un porcentaje de la creación artística digital pasaba por los CDs (aunque no tardaría nada en subirse en línea).
Me estuve documentando hasta final del cuarto curso. Muy importante fue también este periodo visitar a Pedro Soler, ex-director de Hangar que entonces dirigía la distribuidora de CD-ROMs artísticos FiftyFifty. Llegado el verano, combiné las prácticas de final de estudios en el Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona con la redacción del manuscrito.
En septiembre lo entregué, terminé los estudios, me puse a trabajar, y al año siguiente me esforcé en buscar concursos y premios para dar salida al manuscrito.
A principios de 2003, Tempus fugit. El relato interactivo obtuvo el Premio Joven de Comunicación de la Universidad Complutense de Madrid, y poco después el Premio Espais a la Crítica de Arte Inédito, lo que le otorgó el formato de libro con el que se ha divulgado hasta ahora.
Aunque vendí algunos ejemplares, me preocupaba que el libro fuera accesible para estudiantes, sobre todo, en bibliotecas diversas, y me tranquilizó saber que podía encontrarse en diversas bibliotecas públicas, entre ellas las universitarias. A fin de cuentas, yo era la primera que aproveché estos servicios cuando leíÉcran total y otros. Antes de Internet, ser estudiante y comprar un montón de libros era una operación muy costosa.
Pasado un tiempo, me ha parecido que había llegado la hora de "liberar" el libro. Después de darle algunas vueltas he decidido subir el manuscrito con los enlaces de la versión en libro, esto es, de 2004. Algunas páginas ya no existen, otras sí, pero me parecía mucho mejor "dejarlo como estaba". A fin de cuentas, los artistas ya no crean en CD-ROM, pero me parece que algunas ideas del libro pueden entenderse históricamente y otras aprovecharse aún para el presente.
Me he preocupado de detectar aquellos enlaces rotos, para que el lector no se encuentre con callejones sin salida. Estos son:
- Las notas al pie 8, 10, 13, 19, 21, 41 (solo Dora García, la otra advierte de troyano, aunque es visible); la 2ª referencia de la nota 42 y las notas 46, 49, 51, 52, 53, 54 y 56.
- De las seis obras analizadas en CD-ROM, Alone es la única que se encuentra en línea por entero. Sí se pueden encontrarse algunas imágenes de Memories of place y The twelve loveliest things I know (como ya ocurría hacia una década).
- Se encuentran las siguientes páginas de obras y/o artistas: 12 sentits, Continue Quit, Flora petrinsularis, I photograph to remember, Ding an sinch, las que están alojadas en Aleph-arts, las de Eduardo Kac, Desertesejo, Desvirtual, Incident, JODI, Re-move, o las páginas de Vuk Cosic. No obstante en muchos casos se puede acceder a páginas nuevas de los artistas o fragmentados de documentación mediante las búsquedas de Google.
- Todos los portales de arte digital siguen operativos (como archivos o actualizán dose aún) excepto ART 3000, Artelinia, Écarts, FifityFifty yHull Time Based Arts.
No es mi intención en esta publicación ofrecer interpretaciones complementarios al libro publicado hace una década, salvo insistir en lo que llevo diciendo desde después de escribir este libro: hubo una época en que el arte digital en general, y el narrativo en particular, parecían destinados a ser siempre interactivos. El tiempo (y muchas obras) han demostrado lo contrario.
Lo dejo pues, enlazado aquí y por tiempo indefinido en Slideshare, para quienes estéis interesados podáis consultarlo, valorarlo e interpretarlo.
He publicado la gran mayoría de mis textos y presentaciones en Slideshare. Me gusta compartirlos y lo considero una responsabilidad social y pedagógica. Yo soy la primera que me beneficio de la inmensa cantidad de textos y presentaciones que otros suben a la red.
Presenté Tempus fugit. El relato interactivo como Trabajo Final de Carrera de la licenciatura de Comunicación Audiovisual en la Universidad Pompeu Fabra. A finales del tercer curso me interesé por escribir un ensayo sobre Alain Resnais (me había fascinado Hiroshima mon amour). Pero, al descubrir que precisamente profesores de mi universidad habían escrito una monografía sobre el cineasta, me pareció que no tenía ningún sentido divagar torpemente sobre lo que otros habían elaborado mucho mejor.
Durante el tercer curso Xavier Berenguer nos dio clase de Audiovisual digital, y me atrajo mucho. Siempre me gustó la ciencia-ficción audiovisual, y aunque, como reza el subtítulo de este blog, la tecnología no era precisamente mi mejor amiga, el profesor Lluís Codina (actual codirector de mi tesis doctoral) me ayudó enormemente a entender la lógica de los ordenadores en su asignatura de Sistemas de documentación digital.
Teniendo en cuenta estos tres precedentes (la negativa a realizar un análisis cinematográfico del tiempo que no estuviera manido, las nociones de estética y documentación digital adquirida en otras asignaturas de los estudios), a principios del cuarto curso me marché de Erasmus a la Université Michel de Bordeaux III.
El presupuesto era ajustadísimo, por lo que la vivienda escogida era el económico y extremadamente prosaico cuartucho de diez metros cuadrados de la residencia Village III en Pessac, a las afueras de la ciudad. Como muchos saben, el Erasmus no suele ser la mejor oportunidad para aprender académicamente, y mientras intentaba aprovechar el tiempo, esto es, pasarlo bien sin perder la posibilidad de convalidar todo lo que pudiera, cayó en mis manos Écran total de Jean Baudrillard, uno de esos relatos apocalípticos no exentos de sarcasmo y humor negro con los que parecía deleitarse el filósofo.
Para cuando empezó el segundo trimestre del curso, esta y otras lecturas francesas empezaron a conectarse en mi mente con los referentes anteriores: tenía que hacer algo con la noción de "tiempo". Pero no podía hacerlo de cine. Tenía que escribir otra cosa. ¿Con ordenadores? Las películas contaban historias. ¿Y si los ordenadores también contaban historias? ¿Qué clase de tiempo se derivaría?
Combiné la estancia Erasmus con un viaje prolongado a París, donde contando con el patrocinio del Forum des Images y la amabilísima colaboración de la asociación ART 3000 (organizadora del último congreso ISEA de entonces) pude consultar múltiples CD-ROMs narrativos. Sí, entonces había banda ancha en las instituciones y en algunos hogares, pero un porcentaje de la creación artística digital pasaba por los CDs (aunque no tardaría nada en subirse en línea).
Me estuve documentando hasta final del cuarto curso. Muy importante fue también este periodo visitar a Pedro Soler, ex-director de Hangar que entonces dirigía la distribuidora de CD-ROMs artísticos FiftyFifty. Llegado el verano, combiné las prácticas de final de estudios en el Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona con la redacción del manuscrito.
En septiembre lo entregué, terminé los estudios, me puse a trabajar, y al año siguiente me esforcé en buscar concursos y premios para dar salida al manuscrito.
A principios de 2003, Tempus fugit. El relato interactivo obtuvo el Premio Joven de Comunicación de la Universidad Complutense de Madrid, y poco después el Premio Espais a la Crítica de Arte Inédito, lo que le otorgó el formato de libro con el que se ha divulgado hasta ahora.
Aunque vendí algunos ejemplares, me preocupaba que el libro fuera accesible para estudiantes, sobre todo, en bibliotecas diversas, y me tranquilizó saber que podía encontrarse en diversas bibliotecas públicas, entre ellas las universitarias. A fin de cuentas, yo era la primera que aproveché estos servicios cuando leíÉcran total y otros. Antes de Internet, ser estudiante y comprar un montón de libros era una operación muy costosa.
Pasado un tiempo, me ha parecido que había llegado la hora de "liberar" el libro. Después de darle algunas vueltas he decidido subir el manuscrito con los enlaces de la versión en libro, esto es, de 2004. Algunas páginas ya no existen, otras sí, pero me parecía mucho mejor "dejarlo como estaba". A fin de cuentas, los artistas ya no crean en CD-ROM, pero me parece que algunas ideas del libro pueden entenderse históricamente y otras aprovecharse aún para el presente.
Me he preocupado de detectar aquellos enlaces rotos, para que el lector no se encuentre con callejones sin salida. Estos son:
- Las notas al pie 8, 10, 13, 19, 21, 41 (solo Dora García, la otra advierte de troyano, aunque es visible); la 2ª referencia de la nota 42 y las notas 46, 49, 51, 52, 53, 54 y 56.
- De las seis obras analizadas en CD-ROM, Alone es la única que se encuentra en línea por entero. Sí se pueden encontrarse algunas imágenes de Memories of place y The twelve loveliest things I know (como ya ocurría hacia una década).
- Se encuentran las siguientes páginas de obras y/o artistas: 12 sentits, Continue Quit, Flora petrinsularis, I photograph to remember, Ding an sinch, las que están alojadas en Aleph-arts, las de Eduardo Kac, Desertesejo, Desvirtual, Incident, JODI, Re-move, o las páginas de Vuk Cosic. No obstante en muchos casos se puede acceder a páginas nuevas de los artistas o fragmentados de documentación mediante las búsquedas de Google.
- Todos los portales de arte digital siguen operativos (como archivos o actualizán dose aún) excepto ART 3000, Artelinia, Écarts, FifityFifty yHull Time Based Arts.
No es mi intención en esta publicación ofrecer interpretaciones complementarios al libro publicado hace una década, salvo insistir en lo que llevo diciendo desde después de escribir este libro: hubo una época en que el arte digital en general, y el narrativo en particular, parecían destinados a ser siempre interactivos. El tiempo (y muchas obras) han demostrado lo contrario.
Lo dejo pues, enlazado aquí y por tiempo indefinido en Slideshare, para quienes estéis interesados podáis consultarlo, valorarlo e interpretarlo.