Demasiados mochuelos para muy pocos olivos, me atrevo a afirmar, tras leer varios artículos estimulantes sobre la figura del content curator o intermediario de conocimiento: ¿Por qué lo llaman 'content curator? cuando quieren decir documentalista?, de Sandra Sanz, así como su análisis de nuevos perfiles profesionales para la web social, El ciclo del trabajo del curador de contenidos de Evelio Martínez (y entradas afines) y consultar la sesión docente impartida por Dolors Reig en la UPV sobre el tema.
Decir que estoy de acuerdo con todo lo expresado y con todos los puntos de vista, incluso aquellos que se discuten en los artículos, no es un esfuerzo cobarde por aplanar mi punto de vista sino una respuesta sincera de alguien que estudió una carrera nueva y extraña como Comunicación Audiovisual hace una década con el ánimo de hacer algo diferente, y vivió y ha vivido para bien y para mal la inadecuación cuando resulta que no, que realmente no puedes llamarte "comunicólogo" ni nada que se le parezca porque no remite a nada en particular, aparte probablemente del humo.
Resumo ideas del artículo de Sanz, pues ando algo ocupada y quiero tocar este tema sin por desgracia disponer de tiempo para profundizar:
- Me parece absolutamente lícito que los documentalistas se lamenten por la aparición de nuevas profesiones con nombres en inglés para seducir a personas que buscan el reciclaje profesional y seguir arrinconando a quienes no -o no solamente- quieren definirse por trabajar en y con bibliotecas. Sandra Sanz, a quien no conozco pero que me gusta como escribe, ya trató anteriormente esta cuestión en relación a los community managers. ¿Qué tiene de malo ser y llamarse documentalista?
- Por otro lado, Dolors Reig, a quien tampoco conozco pero que veo que se mueve un montón y mueve muchas ideas, trabaja no solo de profesora sino de conferenciante y consultora. Se mueve en diversos entornos aparte del académico. Y me parece que ha articulado su figura y especialización en torno a la captación y difusión de ideas que acaban de nacer en Estados Unidos, como esta del content curator (hace por lo menos dos años que circula, pero me atrevo a afirmar que aun así merece catalogarse como idea reciente). Alguien tiene que hacer ese trabajo de prospección e identificación de tendencias, y luego los demás decidimos si nos gusta, si no nos gusta, etc.
La cuestión aquí es a mi entender un poco delicada. Mi experiencia relacionada es breve, pero cuando editaba la publicación Mosaic para la Universitat Oberta de Catalunya me encargaron la realización de un breve informe sobre competencias de los profesionales multimedia cuyos datos contrasté con otras universidades asociadas y con las que proponía Barcelona Activa (el organismo destinado a definir perfiles profesionales y fomentar la organización empresarial, la formación de emprendedores, etc).
En el caso de aquel informe, que ya tendrá ocho o nueve años, recuerdo que ya aparecieron temas de contenidos alejados del perfil técnico del administrador web o webmaster, en los que se apostaba por una formación humanística generalista más la adquisición de conocimientos técnicos de gestión de contenidos y comunidades muy a posteriori, ya en el desarrollo profesional. En 2006, el informe Comunicación digital. Competencias profesionales y desafíos académicos de la red ICOD (de la que la Universidad de Vic formaba parte y tuve la oportunidad de leer) ahondaba asimismo en el equilibrio entre conocimiento teórico y práctico, reforzando a mi entender la capacitación tecnológica.
Y la cuestión, en relación al content curator o intermediario de conocimiento, parece igual de vigente: ¿apostamos por estudios generalistas para que se adquieran conocimientos y gustos, remachados por formación continua y posgrados con contenidos de filosofía, teoría del arte, cultura digital (si es que eso existe), etc, para luego aprender a ejercer de documentalistas en el sentido más técnico del término, o se forma a profesionales polivalentes con perfiles híbridos que posteriormente apliquen ese bagaje a proyectos culturales sobre los que se documenten teóricamente, valga la redundancia, sobre la marcha?
Preguntas que por supuesto remiten no solo al hecho de ser moderno, sino, en grado sumo, a parecerlo.
