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TRILOGÍA DE LO INQUIETANTE, SEGUNDA PARTE: KIM KARDASHIAN O LA OMNIPRESENCIA DE LO AUSENTE

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Hace unas semanas recuperé un artículo que publiqué hace ya una década sobre Jennifer López como ejemplo de convergencia mediática. El motivo fue haber visto el videoclip del rapero Kanye West, donde aparte de rapear monta con y a su pareja, la famosa Kim Kardashian, en una moto estática con el trasfondo de paisajes oníricos.

La falta de pezones de la famosa y la expresión ausente que adopta en sus diversas apariciones en el videoclip me dieron qué pensar. ¿Sirven ciertas celebridades para reflejar los puntos de giro de la cultura digital? No se trata de que sean las únicas que ejemplifican ciertas tendencias, pero sí algunas de las que mejor lo hacen.
 
Empecé, como he dicho, hace diez años con Jennifer López: actriz, modelo, empresaria de sí misma. J Lo como autobranding. ¿Qué querría relacionar con Kim Kardashian?

La famosa pertenece a una familia famosa que empezó siéndolo por motivos justificados. Su padre fue uno de los abogados de O.J. Simpson, el ex deportista y actor negro acusado y absuelto de matar a su esposa blanca. El juicio tuvo tanta cobertura mediática que los expertos en teorías de la comunicación lo acusan particularmente de dos cosas:

- De haber abierto la veda para el desarrollo del reality show como género televisivo, ahora predominante.

- De haber arrinconado a la ficción televisiva matutina, es decir, a las telenovelas o soap operas. No se podía seguir bien una serie si se veía frecuentemente interrumpida por las novedades del proceso judicial en curso. Dicho en otras palabras, se sugiere que "la telerrealidad mató a la ficción".

El abogado de Simpson tuvo varias hijas y un hijo. Las hijas, como la esposa, tienen la inicial del nombre con K. K de Kris, Kim o Khloé. K de Kardashian.

Las Kardashian participan de una tendencia en auge en los últimos años: son famosas por existir, por exponer continuamente su existencia. Por resultar omnipresentes. Su omnipresencia es por supuesto mediática, y circular en la medida en que su presencia genera cobertura de los medios que genera a su vez presencia para seguir generando cobertura, y así hasta el infinito. Los escándalos son bienvenidos (particularmente en forma de sex tape o vídeo sexual). El sexo vende. ¿Pero está realmente presente el sexo del caso que nos ocupa, en el de Kim Kardashian?

Las mujeres Kardashian son voluptuosas. No se las puede acusar de apología de Ana (anorexia) y/o Mia (bulimia). La sexualidad Kardashian ha de ser notoria y evidente para seguir existiendo... ¿o acaso nos sustraen algo?

En el videoclip de su pareja Kanye West, Kim Kardashian (o, según las malas lenguas, una doble) carece de pezones. La pareja finge relaciones sexuales sobre una moto, pero, sin pezones, Kim no puede ser de carne y hueso... ¡Kim es una escultura! Si tuviera que considerarla una escultura, pues, diría que Kim debe de ser fría... Y las miradas que lanza a la cámara, miradas a mi entender vacías,  refuerzan esa frialdad.
 

 


Así, detecto dos tendencias que considero un par de "trampas" de la cultura actual en lo que a lo corpóreo respecta:

- Kim es libre de hacer lo que le dé la gana. Si quiere vender su cuerpo que lo venda. Si quiere mostrarlo, insinuarlo, o incluso petrificarlo, bienvenida sea. Claro que sí. Pero Kim debe vender algo. Lleva la mercancía incorporada. Y, si por algún motivo, la mercancía fuera a considerarse defectuosa (ser demasiado alta/baja, rubia/morena, flaca/gruesa, etc etc etc) hay un batallón de "profesionales de la estética" dispuestos a modificarla. Porque, ¿por qué no habría de ser perfecta la mercancía, si puede serlo? ¿Por qué no ha de ser controlada, particularmente por el ser humano que la convierte en tal? "Está en su derecho".

- Kim es libre de ejercer su sexualidad como le plazca. Si quiere grabarse en la cama, sobre una moto, como una moto. Lo que puedas imaginarte. El caso es no ser anodino. La intimidad, para quien la vive, no tiene por qué tener nada de anodino. Pero resulta anodina si se quiere participar del circuito, y para definirse en él. Kim no será pro Ana & Mia, pero para ejercer su papel en la sociedad que la ensalza debe situarse sexualmente. Mejor si lo hace a través de alguna parafilia, o deviene parafilia en sí misma (una clasificación basado en el ser como rareza, donde la rareza no es solo libertad, la rareza es algo que se clama, prácticamente se exige -externamente- y difunde en pos de la libertad, como todas las otras mercancías). No puedo evitar imaginarme las etiquetas de esa parafilia como quien describe los servicios ofrecidos en la prostitución profesional, aunque los términos no fueran idénticos.

No podemos pensarnos ni sin cuerpo ni sin sexo, pero en la omnipresencia de Kim Kardashian detecto intensas ausencias que van más allá de la de sus aureolas: la de un cuerpo descocado que disfrute de la libertad de interactuar con una mente igual de descocada; que cuerpo y mente no tengan que equipararse con  exhibicionismo, sino con reflexión. Pero entiendo que ese enfoque queda bastante lejos del branding Kardashian.

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