Fresco aún en el encuentro, me parece interesante, además de adjuntar la presentación finalizada, comentar un poco en qué consistió la conferencia.
El regidor del ayuntamiento de Girona que presentó el encuentro insistió en que comunicación y política tienen que ir estrechamente de la mano, incluyendo las redes sociales. La comunicación ha de ser constante y personal. Suena bien, lo que pasa que luego a la hora de la verdad, cuando mis estudiantes de comunicación analizan el uso de la tecnología para comunicarse con la ciudadanía por parte de los políticos, no salen muy bien parados. Llevamos unos cuantos años ya con ejercicios de esta índole, y entre las ideas y la realidad media un trecho: cuentas inactivas, cuentas llevadas por asesores de comunicación, preguntas sin respuesta.. ¿son política y comunicación más o menos transparente conceptos antitéticos?
A continuación, la conferencia de Josep Lluis Micó sobre la sociedad conectada ahondó en algunos datos de informes consolidados sobre el estado de la comunicación en Cataluña y Estados Unidos, principalmente. El ponente puso de manifiesto la necesidad de invertir en públicos jóvenes, de reflexionar sobre el papel (y la "colocación") de futuros graduados y en definitiva de valorar la distancia que separa la práctica de los medios de la idea que se tiene de ellos, sobre todo en términos digitales. En definitiva, más realismo y polivalencia en los perfiles profesionales para adaptarse a todo lo que ha de venir.
Ya en el bloque de debate en el que participé, se dio la afortunada circunstancia de que los tres ponentes preparamos intervenciones muy distintas, y me atrevería a afirmar que complementarias:
- Karma Peiró habló desde la óptica del periodista profesional que, ante la crisis y la explotación, debe reiventarse, pero que quiere acoger los cambios con entusiasmo y fomentado la empatía con los lectores, a los que sin duda se debe. ¿Será esta una oportunidad para librarse de los servilismos de las grandes corporaciones multimedia? Un reciente artículo particularmente crítico de Borja Ventura parece no obstante hacerse eco de algunos proyectos y planteamientos independientes y esperanzados apuntados por Peiró.
- Víctor Curto centró su discurso en la práctica publicitaria y en cómo media otro trecho entre las redes sociales y el retorno de inversión, léase ingresos económicos. Recordó con ironía cómo en la década de 1990 se espoleaba a cualquier tendero para que tuviera su página web, y ahora ocurre algo parecido con las (parcialmente ineficaces) campañas en redes sociales. Asimismo, reivindicó el profesionalismo publicitario: los consumidores pueden hacer espots, pero no diseñar campañas de comunicación.
- En mi caso centré la intervención en el periodismo y la comunicación desde el punto de vista de los anteriormente llamados lectores, espectadores, públicos y audiencias. Ahora se habla de prosumers, produsers, proams, y en definitiva, de contenido generado por el usuario. Pero lo que más me interesaba al plantear este desplazamiento del consumo a la (supuesta) apropiación de los medios es qué problemas éticos plantea que muchas personas creen masivamente contenidos. Los ejes que destaco en la vertiente ética son:
El debate posterior se centró especialmente en reivindicar la profesionalidad periodística, la oportunidad de generar proyectos alternativos no movidos exclusivamente por el motor del lucro rápido, pero también en la necesidad de reflexionar sobre la relación entre los medios de comunicación consolidados y las posibilidades de trabajar en Internet.
Para terminar, solo quiero añadir que a partir de ahora quiero citar mejor, y por ello todas las imágenes que aparecerán en mis presentaciones enlazarán a la página de la que proceden. Lo mismo ocurrirá con los vídeos.
El regidor del ayuntamiento de Girona que presentó el encuentro insistió en que comunicación y política tienen que ir estrechamente de la mano, incluyendo las redes sociales. La comunicación ha de ser constante y personal. Suena bien, lo que pasa que luego a la hora de la verdad, cuando mis estudiantes de comunicación analizan el uso de la tecnología para comunicarse con la ciudadanía por parte de los políticos, no salen muy bien parados. Llevamos unos cuantos años ya con ejercicios de esta índole, y entre las ideas y la realidad media un trecho: cuentas inactivas, cuentas llevadas por asesores de comunicación, preguntas sin respuesta.. ¿son política y comunicación más o menos transparente conceptos antitéticos?
A continuación, la conferencia de Josep Lluis Micó sobre la sociedad conectada ahondó en algunos datos de informes consolidados sobre el estado de la comunicación en Cataluña y Estados Unidos, principalmente. El ponente puso de manifiesto la necesidad de invertir en públicos jóvenes, de reflexionar sobre el papel (y la "colocación") de futuros graduados y en definitiva de valorar la distancia que separa la práctica de los medios de la idea que se tiene de ellos, sobre todo en términos digitales. En definitiva, más realismo y polivalencia en los perfiles profesionales para adaptarse a todo lo que ha de venir.
Ya en el bloque de debate en el que participé, se dio la afortunada circunstancia de que los tres ponentes preparamos intervenciones muy distintas, y me atrevería a afirmar que complementarias:
- Karma Peiró habló desde la óptica del periodista profesional que, ante la crisis y la explotación, debe reiventarse, pero que quiere acoger los cambios con entusiasmo y fomentado la empatía con los lectores, a los que sin duda se debe. ¿Será esta una oportunidad para librarse de los servilismos de las grandes corporaciones multimedia? Un reciente artículo particularmente crítico de Borja Ventura parece no obstante hacerse eco de algunos proyectos y planteamientos independientes y esperanzados apuntados por Peiró.
- Víctor Curto centró su discurso en la práctica publicitaria y en cómo media otro trecho entre las redes sociales y el retorno de inversión, léase ingresos económicos. Recordó con ironía cómo en la década de 1990 se espoleaba a cualquier tendero para que tuviera su página web, y ahora ocurre algo parecido con las (parcialmente ineficaces) campañas en redes sociales. Asimismo, reivindicó el profesionalismo publicitario: los consumidores pueden hacer espots, pero no diseñar campañas de comunicación.
- En mi caso centré la intervención en el periodismo y la comunicación desde el punto de vista de los anteriormente llamados lectores, espectadores, públicos y audiencias. Ahora se habla de prosumers, produsers, proams, y en definitiva, de contenido generado por el usuario. Pero lo que más me interesaba al plantear este desplazamiento del consumo a la (supuesta) apropiación de los medios es qué problemas éticos plantea que muchas personas creen masivamente contenidos. Los ejes que destaco en la vertiente ética son:
- ¿De quién son los contenidos? Dar por sentado que solo se busca el reconocimiento social, cuando unos cuantos mal llamados "periodistas ciudadanos" puede que sean graduados o estudiantes de comunicación o periodismo en busca de una remuneración. ¿Quién pone los límites de la definición profesional? (ya he comentado en cierto sentido la complicada coexistencia entre el profesional de oficio y el que enarbola la bandera más o menos justificada de la titulitis).
- ¿Qué cautelas éticas hay que seguir? Preguntarse acerca de qué limitaciones deontológicas deben o no aplicarse a quienes ejercen el periodismo sin ser "periodistas", o si la legislación general de derechos y deberes ciudadanos basta para el contexto actual, sobre todo el digital. Recordando que la deontología remite de manera amplia a los deberes, morales y legales, ¿facilitan las informaciones ciudadanas el incurrir en prácticas censurables desde el punto de vista de la deontología periodística? Pienso especialmente en la posible tensión entre el derecho a la información y el derecho a la propia imagen en una sociedad que parece cada vez más exhibicionista.
- ¿Hasta dónde debe llegar la minería de datos? Disfrutar de la visibilidad y la difusión entre grandes cantidades de personas que otorgan las redes sociales a menudo comporta tener que compartir gran cantidad de datos personales para así ajustar mejor el diseño de productos para gustos y nichos específicos. La casi obligatoriedad de este pacto faustiano 2.0. ("O me das todos tus datos o te quedas fuera") se suma a la indefensión ante la letra pequeña, las cláusulas cambiantes, y los tramos sin regular entre la legislación nacional y la estadounidense.
- ¿Son los creadores fuentes de información o medios de comunicación? Discernir si los creadores de contenidos no profesionales son fuentes o medios de información nos remite de nuevo a la cuestión de los periodistas ciudadanos. ¿Dónde está el límite? Se puede hablar más fácilmente de "fuentes de información" en el caso del periodismo de datos: el conjunto de datos extraídos de la ciudadanía, interpretados y presentados, remite a la ciudadanía como fuente de información. ¿Pero qué ocurre cuando un ciudadano cobra fama, y lo que es más importante, reputación en entornos de comunicación? ¿Se le puede acusar de competencia desleal? ¿Cómo citar a unos y otros reconociendo su autoría o en cualquier caso aportaciones a las informaciones periodísticas en el contexto modular digital?
- ¿Hay que poner límites a la creatividad? Muchas redes sociales operan como "jardines vallados" que no solo albergan sino que "encierran" sus contenidos. Lo mismo ocurre con los sistemas operativos y se critica al entorno OS, que tanto ha vapuleado el conservadurismo comercial de Microsoft pero no deja manipular su código fuente. Si las aportaciones ciudadanas son precisamente el código fuente de Internet, ¿cómo evitar que se lo queden unos pocos?
El debate posterior se centró especialmente en reivindicar la profesionalidad periodística, la oportunidad de generar proyectos alternativos no movidos exclusivamente por el motor del lucro rápido, pero también en la necesidad de reflexionar sobre la relación entre los medios de comunicación consolidados y las posibilidades de trabajar en Internet.
Para terminar, solo quiero añadir que a partir de ahora quiero citar mejor, y por ello todas las imágenes que aparecerán en mis presentaciones enlazarán a la página de la que proceden. Lo mismo ocurrirá con los vídeos.